Por el Dr. Gilberto Abood Guillén – Médico psiquiatra con subespecialidad en
Psiquiatría de Niños y adolescentes
Registro 847
Considero importante repetir un artículo publicado en un medio de comunicación social hace algunos años de mi autoría en estos momentos cruciales para nuestro país, que necesita afrontar una realidad que nos pertenece para solucionar los problemas que nos agobian y pueden conducirnos a la destrucción por incapacidad para resolverlos.
Somos parte de un istmo rodeado por dos océanos, atravesado por la cordillera central, y con una de las pocas selvas tropicales que adornan con su vegetación y fauna esta pequeña nación. Podemos sentirnos privilegiados.
Panamá abrió sus entrañas para una de las maravillas del mundo, y es su canal, dentro de la navegación mundial, que dio respuesta y acortó distancia en el comercio mundial.
Desde su conquista por los españoles se visualizó como un punto clave del comercio internacional como también lo fueron las ferias de Portobelo y continuaron su trascendencia histórica hasta la fecha con el Expocomer y otras grandes instituciones como la zona libre de Colón, Panamá Pacífico igual que otros emporios comerciales y portuarios que representan una parte importante de la economía. Y que decir del núcleo financiero internacional, además de numerosas actividades financieras como la banca y el Centro logístico multimodal, conocido como el centro del mundo y corazón del universo.
Pero, ¿de dónde surge históricamente nuestro querido Panamá? Su historia se inicia con las tribus originarias en diferentes regiones del país con su identidad y culturas propias. Luego de la conquista de los españoles continúa su desarrollo como
Departamento de Colombia y finalmente la presencia francesa y norteamericana por la construcción del Canal de Panamá, tornándose los últimos “dueños “ de una parte del país según ellos y nunca les perteneció, y que fue producto de chantaje y manipulación. La joven República pudo librar estas realidades, muchas veces adversas, con perseverancia, valor y fortaleza de una gran nación, ya que existen dentro de la población de este pequeño país, personajes que son ecos de la hidalguía de los panameños por las respuestas que en su momento presentaron para hacer valer nuestra existencia con una identidad fortalecida por una trayectoria generacional de valentía y orgullo nacional.
País que se remonta a su población de nativos y de una migración de diferentes etnias con sus culturas que integraron un crisol de razas prevaleciendo hasta la fecha, que enriquecen la naturaleza de la nacionalidad panameña con las características propias de una población trabajadora, alegre, creativa y luchadora como lo ha demostrado a través del tiempo en las diferentes épocas que nos precedieron.
El futuro de nuestro Panamá es de un valor incalculable, como lo demuestra su crecimiento económico y un desarrollo del país, representado a nivel internacional como ejemplo de algunos logros obtenidos.
Pero la pregunta es: ¿por qué un país de contradicciones?
Cómo podemos permitir que nuestra autoestima y seguridad se vean vulnerables por influencias negativas que tenemos que resolver, entre ellas: la educación, la formación integral, la justicia social, la cultura, la seguridad y los mal llamados gobiernos que en ocasiones no representan este gran país, tristemente elegidos por muchos de nosotros por los cuales también somos responsables.
Tenemos que responder a nuestros antepasados que se irguieron para dejarnos de herencia a nuestro país adornado por su esfuerzo, honestidad y perseverancia de trabajo, logrando en su época sobrevivir a grandes retos proyectando al país siempre a un mundo mejor.
Preocupado estoy porque crece el negativismo, el “juega vivo” que es el primer paso a la corrupción, además de la cultura de la violencia producto de múltiples factores, entre ellos: sometimiento a la promoción y propaganda de algunos medios de comunicación social que la enaltecen por la forma como trasmiten el mensaje a través de las redes y se justifican en la mal llamada libertad de expresión.
¿Qué sucede con nuestra educación?
Las estadísticas asustan y perturban por las fallas educativas que se adelantan en los resultados, como la culminación ,de los estudios, logros obtenidos, ingreso a las universidades, respuestas académicas deficientes, infraestructuras inadecuadas, falta de equipo y materiales, algunos programas de formación inadecuados, no actualizados, formación y capacitación docente.
Una cantidad de estudiantes y jóvenes que viven en hogares disfuncionales con padres separados experimentan y observan maltrato y violencia intrafamiliar, aumentos de pandillas “son familias que no se tienen”. La mayor incidencias de enfermedades psiquiátricas, trastornos emocionales y adicciones.
Esta triste realidad afecta a la sociedad y al mundo al cual pertenecemos, pero aún estamos a tiempo para cambiarla y recuperar los niveles aceptables de coexistencia nacional si empezamos a cambiar nosotros mismos y retomamos los valores familiares y la alegría de vivir. Eso nos permitirá contribuir a la construcción de una mejor nación para los panameños y la proyección de nuestro querido Panamá hacia un mundo próspero y feliz.
“La familia y la educación son la respuesta de principios y valores para una sociedad saludable en un mundo de crisis”
Y deben ser nuestras principales prioridades y nada debe perturbarla.