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29 May

Las mujeres poseen en sus genitales las llamadas Glándulas de Bartolino, que son dos localizadas a cada lado de la entrada de la vagina, en el tercio inferior del vestíbulo, con un tamaño de 1 cm aproximadamente y su función es liberar un fluido que ayuda a la lubricación durante el acto sexual.  Generalmente no son palpables al menos que haya alguna patología asociada a obstrucción o infección.

 

Si existe obstrucción del conducto de estas glándulas, que impide la salida del fluido,  se puede formar un quiste que se observaría como un abultamiento cerca de la entrada a la vagina. La obstrucción en algunos casos es debida a estrechez congénita del conducto. Este quiste puede no ser doloroso al menos que esté infectado y llegar a ocasionar un absceso (con acumulación de pus).

Alrededor de un 2% de mujeres desarrollará quiste o absceso en las Glándulas de Bartolino. Esta es una causa frecuente de consulta ginecológica. El diagnóstico es clínico y generalmente es unilateral.

 

El inicio temprano de la vida sexual favorece el incremento de infecciones de transmisión sexual y por ende a mayor predisposición a infecciones de las Glándulas de Bartolino. Sin embargo, en ocasiones estas infecciones son ocasionadas por los mismos microorganismos de la flora normal por lo que se recomienda sexo seguro y buenos hábitos de higiene.

 

Cuando se ha formado un absceso de la glándula se observa la tumoración en la vulva, hay dolor al caminar o sentarse, aumento de la temperatura local, dispareunia (dolor durante el acto sexual) y además puede haber leucorrea (secreción blanquecina transvaginal producto de infección).

 

Dentro de las posibles causas de los procesos infecciosos o quísticos de las Glándulas de Bartolino pueden incluirse también antecedentes quirúrgicos como vestibulectomía, vulvectomía, colpoplastias, punciones repetidas o trauma vulvar.

 

El diagnóstico diferencial incluye lesiones quísticas y sólidas de la vulva (quistes epidermoides de inclusión, quistes de Skene, hidroadenomas y lipomas) y carcinoma de células escamosas (en mujeres mayores de 61 años). En pacientes con absceso de la glándula, sin diagnóstico, ni tratamiento, la evolución puede llegar hasta fascitis necrotizante.

 

El manejo en caso de quistes que no causan dolor se puede realizar en casa a base de  baños de asiento o aplicando compresas calientes.

 

En caso de absceso es necesaria la incisión y drenaje del quiste por parte del médico junto a un tratamiento que incluya analgésicos, antiinflamatorios y antibióticos. También se puede realizar la marsupialización de la glándula (Procedimiento quirúrgico para drenaje del quiste), pero la recurrencia en estos casos es del 20%.

 

El tratamiento quirúrgico radical es la escisión completa de la glándula y su conducto excretor, en donde la tasa de recurrencia es de 0-3%.

 Dra Mónica Canto 

Ginecología y Obstetricia